Los tiros no entran. La línea
parece más lejana de lo que estamos acostumbrados. Y nos bombardean y hacen
todo lo que podíamos hacer nosotros. Se refleja todo ello en el cuchillo, en el
tenedor, en la cuchara, en el plato solitario. La cena, la comida y el desayuno
vuelve a ser para uno solo. El tiro sigue sin entrar y recibimos en contra todo
lo que no esperábamos. Tiempo muerto. Silencio. Nadie sabe qué hacer. Camino
abierto... ¿A la derrota como gatillo en la sien? ¿O a perder sabiendo qué
éramos capaces de más y no pudo ser? Se ha vuelto una nota sinfónica caerse y
tener que levantarse. Duele, duele, por supuesto. Pero aunque el parque parezca
una parcela desconocida como las calles y los lugares que una vez nos hicieron
creer en revoluciones y éxitos por una miniatura breve instantánea y quizás
real de un mundo mejor no hay que dejar que se derrumben los castillos de arena.
No será fácil... La derrota a veces (aunque agridulce y dolorosa) solo es un
paso más.
P.D: Gracias por tanto años
inolvidables.
Saludos y gracias
La derrota forma parte del camino. El fin no es el fin, sino el medio. Blessssss
ResponderEliminarSaludos y gracias a esta gente...
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