miércoles, 12 de agosto de 2009

LEYES DE MERCADO

El mercado no tiene limites, sus tentáculos alcanzan a todas las esferas, y no podía ser menos el mundo del baloncesto. Lo explota, y se aprovecha de su éxito social. Muchas veces al margen de los jugadores, de los que realmente importan. Claro que lo hace de una manera muy sutil, a los mejores, a la elite les forra de pasta comprándoles así su silencio. Lamentablemente se piensa que porque un jugador de baloncesto gane una suma de dinero imaginable para mucho de los mortales, no tiene ningún tipo de derecho a quejarse, en cierta manera socialmente lo convierten en un esclavo del dinero. “Tú a jugar, pero sin rechistar”. Cuando no debería ser así........¿Acaso a cualquiera de nosotros si en nuestro trabajo nos ofrecieran una suma de dinero parecida a la de ellos no la aceptaríamos? Todos sabemos la respuesta, of course. Que son unos privilegiados por lo que cobran y porque se dedican a algo que les gusta, no digo que no. Y envidia sana que tengo de ellos. Pero eso no quita a que de repente dejen de ser personas y por lo tanto pierdan algunos de sus derechos. Al fin y al cabo no hay que olvidar que ellos ejercen un trabajo en el cual no hacen daño a nadie, más bien su trabajo de alguna manera incluso si se me permite hilar fino “ayudan” a un sector de la población. Ese sector que les gusta desahogar las tensiones acumuladas día a día viendo un partido de baloncesto, olvidándose de sus problemas por un par de horas y disfrutando de algo. Otra cosa es que detrás de ellos haya gente que se aproveche de su éxito profesional y les explote enriqueciéndose a su costa, ya sea por derechos de imagen, o algún que otro factor propio del mercado. Pero lo que se refiere exclusivamente a los jugadores creo que no hay derecho a juzgarles por lo que ganan, y por eso condenarles a ciertas condiciones. Con esto me refiero que tienen derecho a cansarse psicológicamente, a cansarse físicamente, a decir no puedo más paro, a no sentirse a gusto en su equipo y querer dejarlo, a perder la ilusión de repente, sin más. Igual que tiene derecho a pasarlo bien, disfrutar de su trabajo, y sacarle el máximo provecho. ¿Y porque? Porque son personas y como tales tienen derecho a manifestar sus sentimientos, a querer cambiar aquello que no les parece bien, a tener sus derechos como trabajadores y decir lo que piensan sin que se les tire encima una tribu de buitres diciéndoles o lo que tienen que hacer o diciéndoles que no tienen ningún derecho a quejarse por que cobran lo que cobran.

A raíz de esto me viene a la memoria lo que esta sucediendo actualmente con Ricky Rubio, un chaval con un futuro muy prometedor, y con unos problemas actuales que parecen surrealistas, totalmente ajenos a él. Seguramente si por él fuera no estaría pasando por donde esta pasando. Lo último que leí al respecto es que por lo visto el DKV ahora le amenaza con que si al final se queda en el Joventut la próxima temporada no jugara ni un minuto. Resulta increíble que se pueda poner en peligro la carrera deportiva de un jugador por culpa de los mecanismos que rigen las leyes del mercado. Es totalmente lógico que el chaval quiera cambiar de aires, crecer, ir a un equipo mejor, probar otras competiciones, otras situaciones, o simplemente probar la gran aventura que es la NBA. Donde quedo claro después de este último draft que lo quieren, que interesa tenerlo en la mejor liga del mundo, porque tiene talento y cualidades para en un futuro estar entre los mejores. Por favor no le corten las alas, que a su edad lo más apropiado para que crezca y madure como jugador, es que el año que viene se encuentre en un lugar que él desee y se sienta cómodo.

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